Otelo.
El moro Otelo, general
al servicio de Venecia, ha conquistado el amor de Desdémona, hija del senador
veneciano Brabantio, relatándole sus gestas y los peligros por los que pasó; y
luego se ha casado con ella. Por esto Brabantio le acusa ante el Dux de haber
hechizado y raptado a su hija. Pero Otelo explica de qué manera conquistó
lealmente el corazón de Desdémona, y ésta confirma su relato.
Mientras tanto llega
la noticia de que es inminente un ataque de los turcos contra Chipre, y se pide
la colaboración de Otelo para rechazarlos. Brabantio, de mala gana, cede su
hija al moro, que inmediatamente marcha con ella a Chipre. El alférez Yago, que
ha sido sustituido en el cargo de lugarteniente por Casio, siente un odio
profundo hacia Otelo; Yago ha oído rumores de que el moro ha yacido con Emilia,
su esposa y camarera de Desdémona.
En un primer momento,
Yago logra desacreditar a Casio ante Otelo, haciendo que Casio se emborrache y
turbe la paz pública. En ello le ayuda Rodrigo, que ama, sin ser correspondido,
a Desdémona. Casio, privado de su grado, es inducido por Yago para que ruegue a
Desdémona que interceda en favor suyo; simultáneamente Yago hace nacer en el
ánimo de Otelo la sospecha de que su esposa le engaña con el desgraciado
lugarteniente.
La intercesión de
Desdémona en favor de Casio parece confirmar sus sospechas y crea en el moro
unos furiosos celos. Yago se las ingenia para que un pañuelo que Otelo le había
dado a Desdémona como preciosa prenda (pañuelo recogido por Emilia cuando su
señora lo había perdido) sea hallado en poder de Casio. Otelo, cegado por los
celos, ahoga a Desdémona en su lecho.
Poco más tarde, Casio,
al que Rodrigo había de dar muerte por instigación de Yago, es hallado herido.
Pero a Rodrigo, herido por Yago para evitar que su plan sea descubierto, le
hallan unas cartas que prueban la culpabilidad de Yago y la inocencia de Casio.
Otelo, fulminado por el descubrimiento de haber dado muerte a su inocente
esposa, y tras haber hallado, con motivo del derrumbamiento de su mundo, su
lucidez mental, se mata estoicamente para castigarse.
Otelo
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