Con motivo de su visita a la
Escuela de Artes de Sevilla, Miguel Trillo hace una retrospectiva a su propia
obra desde la década de los 80 en la que comienza a retratar a personajes de
distintas tribus urbanas y que le llevarán a la actualidad a su próximo
proyecto Gigasiápolis, un futuro
mestizo entre occidente y oriente.
Miguel Trillo confiesa haberse
sentido atraído por la estética de la movida madrileña de los años 80, de todo
el público anónimo que rodeaba al mundo de la nocturnidad y conciertos, de los grupos
de rock y pop que comenzaban a darse a conocer en antros de la capital y como
necesidad de recopilación cual coleccionista, Trillo decide cámara en mano
salir cada noche por los alrededores de esos lugares en busca de modelos anónimos
sin artificios pero que reflejasen los intereses de la juventud del momento a
través de su imagen personal, conviviendo con ellos y comprendiendo sus
inquietudes consigue representar la sociedad joven de los 80.
Sus primeras fotografías se basan
en planos sencillos sin artificios sobre fondos con pocos elementos “no me gusta que aparezcan elementos que
distraigan salvo los personajes retratados” comenta Trillo, los personajes
aparecen en solitario o a lo sumo en parejas pero no en grupos.
Durante los próximos años Trillo
sigue investigando sobre las tribus urbanas pero en esta ocasión viaja a
Londres donde quedará desbordado por la variedad de personajes que encuentra.
En esta ocasión se centrará en una
fotografía más complicada con planos medios, grupos de personajes e incluso varía
el punto de vista único y frontal por angulaciones en contrapicado o laterales,
obligando a sus improvisados modelos a torcer el gesto para mirar hacía el
visor.
“siento mi fotografía como homenaje al público de los conciertos” con esta frase recoge Trillo su
agradecimiento a esos modelos que forman parte de manera desinteresada de su
obra, en estos años también realizó fotografías sobre escenarios de concierto,
sin flash ni artificios para recoger el clima y ambiente que allí se respiraba
y que formarán parte de su serie Mosaicos.
A comienzos de los 90 se centra en
un trabajo por encargo para El País,
se trata de un reportaje en forma de viaje por toda España durante los años
1991 y 1992, recogiendo retratos de personajes variados de toda la península y
que quedarán presentados en marcos de metacrilato con goma que escenifican las
ventanas de ojo de buey de barcos, aludiendo a la idea de viaje.

A partir de los años 2006 y 2007
comienza a trabajar en digital lo que le permite mayor libertad.
Desde entonces hasta la actualidad Trillo ha
vuelto a los mosaicos, a la representación de personajes anónimos, ya sea de
forma individual o colectiva, a las angulaciones contrapicadas y picadas, pero
sobre todo a recopilar personajes pertenecientes a tribus urbanas desconocidas
que surgen con las nuevas generaciones y que no se cansan de innovar con la
imagen que ofrecen a la sociedad.
Su nuevo proyecto Gigasiápolis, lo ha llevado a viajar por
Filipinas, Seúl, Pekín, India y Nueva Delhi, su discurso habla sobre una nueva
sociedad fruto de la confluencias entre culturas entre occidente y oriente,
confiesa haberse sentido desubicado en ocasiones al encontrarse en un lugar
extraño incomunicado por el idioma pero para él la fotografía es un idioma
universal y aún encuentra a personajes que retratar dispuestos a participar de
forma desinteresada pero interesados a la vez en su obra.
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